
«Aprendí que estar en contacto con mis sentimientos y expresarlos con sinceridad es lo que me ha permitido iniciar mi proceso de aprendizaje, ser consciente de quién soy y curar mis heridas. Yo soy una persona de emociones intensas y tengo una necesidad loca de expresar lo que siente cada célula de mi cuerpo. Entendí que no hay nada de malo con sentir hasta los huesos y que nadie tiene derecho de juzgar lo que siento ni cómo lo siento ya que no hay emoción buena o mala. Todo lo que siento es real y debe ser respetado. No puedo dejar que nadie menosprecie un sentimiento porque la respuesta a todas las preguntas siempre están ahí dentro. (…) Creo que no hay nada más importante y valiente que decir con honestidad lo que se siente desde el corazón y así deshacerse de toda carga. No hay nada malo en sentir y no hay nada más liberador para el alma que poder expresarse sin ningún tipo de límite. Eso me hace invencible»
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